Posteado por: serloock | abril 2, 2008

Laberinto de espejos…

Hacía mucho tiempo que no tenía pesadillas, hacía mucho tiempo que no me levantaba con el corazón en un puño… hacía mucho tiempo…

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Las paredes están hechas de espejos. Enormes láminas cubren los pasillos reflejándose unas con otras, entrelazándose, duplicando los puntos rojos de luz de un techo que se pierde en las alturas.

Otra curva y de nuevo un pasillo metálico ante mí. Veo los rostros burlones de mis reflejos perderse en la profundidad de tres pasillos que parten de mi posición. Me adentro por uno de ellos, el de aspecto más iluminado, menos tétrico. Una vuelta al fondo, otro pasillo, otros tres caminos iguales a los anteriores, otra vez los mismos rostros burlones rodeándome.

Una puerta a lo lejos, una cerradura oxidada tapada por una capa de pasta gris opaca. Otra trampa, otra macabra salida cerrada. Otra burla de la luz roja que me envuelve, otro as de oscuridad en mi mente, en mis ojos. Dos lágrimas negras que recorren mi rostro y caen al suelo silenciosas.

Me doy la vuelta y veo que algo ha cambiado, me encuentro un poco más triste, más desolado. Los espejos han dejado de reflejar mi cuerpo, se han vuelto negros, oscuros, indiferentes. Ya no reflejan esas burlonas miradas de mis ojos, están vacios, como este aire frio que quema mis pulmones por dentro, que me desgarra.

Me he perdido a mi mismo en este sobrio laberinto, ya solo veo a un niño que llora al final de cada pasillo. Un niño rubio de pocos años, cuatro o cinco. Vestido con harapos de colores grises desteñidos, y con una mueca triste en sus labios. Sus ojos me dejan anonadado, tienen la misma luz de color rojo escarlata de sus labios, el mismo rojo que brilla en este techo endemoniado.

Trato de acercarme al niño para consolarlo pero huye de mi como mi sombra, se adentra en los corredores de espejos negros con agilidad felina, como si hubiera nacido bajo estas luces rojas y frías, bajo este techo.

Le sigo, corro tras él hasta que al rato se para, se gira, me mira, me taladra con la mirada de ojos rojos y profundos. Me asusto ante su sonrisa sádica, ante su inminente ausencia de lágrimas, antes sus manos de sangre manchadas. Siento un golpe en la cabeza de pronto, se me nubla la vista, pierdo el sentido.

Me despierto, no sé cuánto tiempo habrá pasado, estoy tumbado en uno de los interminables pasillos metálicos. Como la última, vez, como empezó todo. De nuevo en el punto inicial del laberinto, pero ya no busco una escapatoria, no existe, solo vago en círculos esperando a que el hambre y la sed me maten.

Esa es la única salida, la muerte.


Respuestas

  1. tu comentario anónimo.. no puede fatar..
    tenias mucha razón, es algo fuerte..
    Me dejo sin palabras.. *-)
    Nada niño.. decirte lo mismo de siempre.. que me encanta como escribes, y que nunca dejes de sonreir 😉

    tk 😉

    Sonríe!

  2. Te odio men.. te pasas..

    por qué escribes tan chido..

    yo tambien quisiera escribir así..

    no.. más bien.. yo tambien..

    algun dia escribiré igual o mejor..

    pero mientras tanto.. ……

    seguiré con lo mio..

    date una vuelta por mi blog..

    ….

    saludos.. babaee =)

  3. yo no la estoy pasando bien piso mi sueño inexistente como si lo que quiziera ser se reflejara en la sombra mia que hace de mis dias una pesadilla creo comprender la soledad y mismo estoy bastante desepcionado de mi


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